San Luis, 21 de setiembre. Mía Rodríguez (abril, 1998) siempre ha estado vinculada al deporte. Ha practicado tenis, fútbol, atletismo, frontón y pelota vasca, donde encontró su pasión por el frontenis para erigirse como una de sus máximas exponentes a nivel nacional.

Antes de su abrupta interrupción, la temporada 2020 de Mía arrancó con la misma tendencia que el cierre de la anterior: con una medalla en el pecho. Sin embargo, la pandemia obligó el cese de toda actividad y, con ello, la imposibilidad de cumplir importantes objetivos tras un inolvidable 2019.

Junto a Nathaly Paredes, su inseparable compañera dentro y fuera del campo, Mía protagonizó una de las 41 medallas que consiguió Perú en los XVIII Juegos Panamericanos. Ha pasado más de un año, pero no puede contener el erizamiento en su piel al referirse a la noche previa a la definición del bronce.

“Me quedé viendo Los Padrinos Mágicos hasta las 2 de la mañana. Nuestro partido era a las diez y media, así que no me afectaban tanto las horas de sueño. Me quedé viendo Los Padrinos Mágicos, hablando con mi mejor amigo e ignoré los mensajes de todas las personas. (…) Suena tonto, pero funcionó”, relata Rodríguez.

Para esta entrevista, la joven representante nacional detiene su rutina para evocar algunos momentos y particularidades de su corta pero exitosa trayectoria en el deporte de la pelota y la raqueta.

 

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